Las tareas pueden ser útiles, pero no todas las tareas tienen el mismo impacto. Algunas tareas ayudan a los estudiantes a practicar lo que han aprendido y mejorar su comprensión. Otras tareas, sin embargo, parecen no tener ningún propósito real y mantienen a los estudiantes ocupados sin agregar valor ni cargar las tareas a los estudiantes.
Las tareas significativas ayudan a los estudiantes a conectarse con lo que han aprendido en clase. Los desafía a pensar y practicar habilidades. Cuando la tarea parece tener un propósito, es más probable que algunos estudiantes se comprometan con ella y sientan una sensación de logro una vez que la completan.
Por otro lado, el trabajo intenso no siempre ayuda: las tareas que son repetitivas o que requieren poco esfuerzo a menudo parecen inútiles. Este tipo de tareas pueden frustrar a los estudiantes, especialmente cuando no ven cómo la tarea se conecta con su aprendizaje. Con el tiempo, esto puede afectar su motivación y hacer que la tarea se sienta como una tarea ardua.
La diferencia entre trabajo significativo y trabajo ocupado está clara en cómo se sienten los estudiantes acerca de la tarea. Cayden Baptista, estudiante de tercer año, comparte:
“Si pudiera cambiar algo sobre la tarea, probablemente la haría menos excesiva; a veces la mayoría de los estudiantes no tienen tiempo para combinar la tarea con actividades extracurriculares, trabajos o descanso.” Cuando la tarea tiene un propósito claro no hay mucho de qué quejarse.
Sin embargo, cuando las tareas parecen una pérdida de tiempo, los estudiantes pueden perder el interés y tener dificultades para mantenerse concentrados. Al final, la tarea debe tener un propósito y ayudar a los estudiantes a avanzar en su aprendizaje. Mario Ulloa, un estudiante de tercer año, explica:
“Cuando te asignan tanto trabajo de una determinada clase y además de tus otras 7 clases, puedes estresarte mucho, pensando que no vas a cumplir con la fecha límite a tiempo.” Encontrar el equilibrio adecuado puede marcar la diferencia.